La luna brillaba… brillaba mucho, tenía esa sonrisa de
oreja a oreja, sin tenerlas, esa perfecta boca, que daban ganas de lanzarle un
beso desde tu ventana. Daban ganas de
volar hacía ella…
Me pregunto:
- ¿Si la luna no existiera, quién me acunaría y
velaría por mí las noches lluviosas?
Si lo pregunto, la gente se ríe de mí, me insulta y
aparta. Me dan ganas de llorar, irme lejos… muy lejos, tal vez hasta que la
luna me sonría y me diga:
-
No temas, ¿adónde
te diriges tan rápido? Si quieres que te vele quédate aquí conmigo y no huyas.
-
Corro dónde el
viento quiere que vaya, pero vélame todas las noches hasta que me duerma.
A veces pienso que ella ya no
me quiere y me ha dejado. Pienso que ha acunado a otra persona que no soy yo…
Pero ahora, sé que he sido un egoísta, porque
me he dado cuenta, de que mi luna vela a todo el mundo y les acuna igual que a
mí. No sé que pensará ella…
Ahora, me acuerdo muy bien de
cuando te conocí, mi luna.
Tan solo era un pequeño
muchacho disgustado o tal vez apenado. Un día apareciste tú y se me borró esa
tristeza que tenía en la cara.
Pero una noche desapareciste
de mi vida. Ya no he sabido más de ti, y de mi mente ha desaparecido tu sonrisa…
Ha desaparecido todo. Solo me acuerdo de tus preciosos ojos y de tu voz serena,
que me tranquilizaba cuando lloraba.
Ahora ya tengo la respuesta
de tu pregunta:
-¿Estás enamorado de alguien?
Puedo contestarte un sí.
Te preguntarás: ¿De quién?...
CARMEN
Carmen es precioso lo que escribes. Gracias por mostrarnos tus dotes de escritora. Espero seguir leyendo muchas más de tus creaciones.
ResponderEliminarELENA PROFE