miércoles, 21 de octubre de 2015

LA TRAICIÓN POR AMOR (FINAL DE LA HISTORIA)

CONTINUACIÓN: TOMO 2.

CAPÍTULO TRES: LA TRAICIÓN POR AMOR

-         En el jardín secreto, ya habíamos plantado varias cosas como: violetas, rosas y un pequeño fresal.
Helena, seguía igual que siempre. Guapa, simpática, dulce… Ya no sabía que hacer, la quería a rabiar, pero cada día estaba más flaca…
-         ¿Y… Esta noche que plantamos?- Me preguntó Helena. Pero esta vez, su voz sonaba más apagada, y sus ojos no brillaban tanto. Parecía que sobre sus hombros llevase una carga pesada. Entonces lo comprendí todo.
-         ¡Nada, no vamos a hacer nada!- Helena me miró extraña. Nunca había gritado en estos 3 meses que llevaba con ella.
-         ¿Cómo?
-         ¡Nada Helena! ¡Ahora lo comprendo, no has comido como me prometiste. Y si no comes yo no hago el jardín contigo!
-         Bueno. Te tendrías que dar cuenta algún día ¿no?- Helena me miraba, y empezó a fruncir el ceño. – De todas formas Marcos ¿Qué más te da?- Le podría haber dicho que la quería, que yo sabía que me iba a morir sin remedio, y que ella tenía la oportunidad de vivir que yo tanto ansiaba. Pero en ese momento estaba muy enfadado como para ponerme romántico.
-         Es verdad Helena, me da igual. Exactamente como nuestro jardín secreto que ya no pienso hacer.- Helena me miró con una mirada cargada de odio y rencor. Yo también la atisbé, pero mi contemplación hacia ella, no fue de odio ni de rencor. Fue más bien de tristeza y decepción. Apto seguido salí de nuestro dormitorio corriendo velozmente. Me fui a nuestro jardín y comencé a llorar. Lloré por Helena, por mis padres y porque me habían dicho que mis días de vida estaban contados. De tanto llorar me quedé dormido.





- Cuando me desperté, los árboles que Helena y yo habíamos plantado ya no estaban. Solo quedaba un rosal, con las rosas azules…¡Era nuestro rosal!
Subí ágilmente las escaleras del hospital, y entré en nuestro dormitorio. Allí no estaba Helena, la busqué por toda la planta infantil y no la encontré. Finalmente derrotado se lo pregunté a una enfermera. Ella me escuchó atentamente, pero no dijo nada solo me indicó que la siguiera. Yo la seguí preocupado, y llegamos a una habitación alejada de todas las demás y abrió la puerta.
Allí estaba Helena, tumbada en una cama con un montón de cables por el pecho y un aparato que la ayudaba a respirar.
-         Has empeorado en solo unas cuantas horas…- Quería seguir hablando, pero me tapó la boca con sus dedos.
-         No digas nada. Marcos tu… tu tenías razón, tendría haber comido… lo siento mucho.-  No sabía que decir, ver a Helena en ese estado era terrorífico, estaba blanca como el papel. Sabía que Helena se estaba muriendo… y que me volvería a quedar solo otra vez. Ahora, sabía que ya mi vida no tendría sentido.
-         Te vas a poner bien Helena.- Dije con voz trémula. Ella me sonrió forzosamente, y se le escaparon unas cuantas lágrimas y empezó a gemir.- ¿Qué pasa te duele?- Ella negó con la cabeza.
-         Sabes… sabes que me voy a ir para siempre Marcos...- Helena me limpió las lágrimas que me iban cayendo de las mejillas. Rebuscó por debajo de su almohada y me dio un cuaderno rojo.- Es mi diario, quédatelo y léelo, está escrito desde el primer día que vine aquí hasta el último… Te voy a echar de menos.- Yo quería a Helena, no quería que se marchara nunca pero si era así yo también tenía un regalo para ella.
-         Toma Helena, es una rosa de nuestro rosal azul… no quiero que me olvides.- Helena la cogió, me miró por última vez, una lágrima rodó por su perfecta mejilla, cayó limpiamente en mi rosa y cerró sus ojos para siempre.




PRÓLOGO


- No sé como lo he conseguido. Pero he sobrevivido al cáncer. Ya soy adulto y he transladado el rosal de Helena y el mío al jardín de mi casa.
He adoptado un hijo, y este año iré al rosal más grande y bonito con rosas azules (que es donde enterraron a Helena) y le diré a mi hijo: “Aquí yace la mujer que amo”





3 comentarios:

  1. ESPERO QUE OS GUSTE, HARÉ MÁS HISTORIAS PERO NO TAN TRISTES :)

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  2. Ciertamente es un triste final. Espero y deseo que ese talento que tienes para escribir lo utilices para crear una historia que nos haga reír. ¡ÁNIMO CARMEN!!
    ELENA PROFE

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